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domingo, 16 de diciembre de 2012

Babalú Ayé, santo milagroso!!!!!,SALVA A CUBA DEL CANCER DE LOS CASTROS!!

 
 
 
Cuba Levàntate y anda!


By Amel Olivares

Lázaro en el corazón de los cubanos. El cubano es un ser humano dotado de tierna y maravillosa sensibilidad. Es fácil verlo conmoverse, y tantas veces ríe con la mirada cubierta de lágrimas! El cubano es generoso y su corazón colmo de misericordia nunca permanece indiferente a la aflicción de sus semejantes. Es por ello, probablemente, que ha adoptado y hecho suyo al viejo Lázaro, uno de los más sencillos hombres descritos en el Evangelio, el pobre leproso martirizado en el cuerpo por supurantes y profundas llagas que sus perros leales lamían para aliviar el sufrimiento. Aquel que se nutría de las migajas caídas inadvertidamente de la mesa de un opulento señor, el anciano descarnado y cubierto de harapos que caminaba apoyàndose en muletas, ese ha sido el elegido por el pueblo cubano para que se convirtiese en su santo patrón, y sin dudas en el santo popular más amado del país. Históricamente este Lázaro enfermo y menesteroso no existió, es sólo la figura de una parábola de Jesús (Lc 16,20-25), y ha sido el espìritu pío del cubano quien lo ha fusionado con el otro Lázaro, el de Betania, el amadìsimo amigo del Mesìas en cuya casa el Cristo hallaba refugio, reposo y cariño. El Lázaro de Betania se había enfermado y Jesùs, llamado para que lo socorriese, arribó demasiado tarde. Lázaro de Betania había muerto. Jesús al recibir la noticia lloró, lloró amargamente, como cualquiera de nosotros lloraría si perdiese un gran amigo. Luego ocurrió el Milagro: Jesús resucitó a Lázaro. A partir del siglo XI, asociado a la leyenda provenzal de Santa María Magdalena, se inicia a afirmar que Lázaro, convertido en obispo de Provenza, había muerto mártir en Francia. Benedicto IX alude a sus reliquias y es esta la primera vez que la Iglesia le concede un aire de santidad. Sin embargo es difícil encontrar un hogar cubano en el que no se halle imagen o alegoría del viejecito amado y el 17 de diciembre (día en que la Iglesia católica venera al Lázaro Obispo) le encendemos candelas, lo saludamos y hablamos como a un pariente muy querido. Canonizado o no, es el Santo de Cuba y mañana lo festejaremos con inmensa Fe, y a él pediremos por nuestros familiares, amigos y por nuestra amada y lejana Patria. Dios Bendiga a los cubanos!

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