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domingo, 18 de marzo de 2012

EN BOCA CERRADA.POR ILEANA CURRA


EN BOCA CERRADA…
Por Iliana Curra.



La acción llevada a cabo de manera pacífica por 13 opositores en la iglesia de la Caridad en La Habana, ha sacado a relucir facetas desconocidas de algunos de los opositores y/o disidentes que no pudieron contenerse para emitir una crítica dura a los que tuvieron la inteligencia y el valor de hacer algo que realmente llamara la atención sobre la situación cubana.

La falta de solidaridad ha sido tal, que no puedo negar mi enorme frustración por aquellos que siempre se les ha dado la mano y se les ha apoyado totalmente. Y con mucho pesar tengo que decirlo.

Expresar que “respetas, pero no apoyas” a alguien que ha entrado a una iglesia para usarla como mediadora en demandas que son para todos, ya es una manera de juzgarlos, como fue el caso de Berta Soler, portavoz de las Damas de Blanco.

Tampoco es una “irresponsabilidad”, ni “servir en bandeja de plata” al desgobierno, ni a la alta jerarquía de la iglesia cubana, como dijera Antúnez, quien fue mucho más lejos diciendo que esto “pudiera ser una maniobra de la Seguridad del Estado” porque “no los conocía”.

José Daniel Ferrer dijo desde Santiago de Cuba “no estamos de acuerdo conque se tomen instituciones religiosas”, como si le hubieran pedido permiso para hacerlo. De la misma forma que Martha Beatriz Roque dice al canal 41 que tampoco está de acuerdo conque se tome a una iglesia, como si lo hubieran hecho con una bazooka y AK-47, a la vez que dice estar en “una recepción”, mientras que los 13 se estaban muriendo de hambre porque el párroco en su tremenda cobardía les negaba alimentos.

Y no podía faltar Yoani Sánchez, quien no aceptaba que entraran al templo de Dios para pedir lo mismo que ella a veces pide, aunque le agregue siempre su solicitud de salir a buscar sus premios, actitud prioritaria por encima de cualquier demanda para todos.

Por supuesto que un disidente socialista como Cuesta Morúa tuviera que decir que: “no fue acertada por parte de esos compatriotas de ocupar una iglesia”, es algo que no me extraña. Oswaldo Payá se pronunciaba diciendo que: “no es prudente que en sus templos, en sus cultos, en sus publicaciones y en sus estructuras pastorales o de otro tipo, se busquen espacios para demandas políticas aunque estas sean legítimas”. El hombre de la iglesia hasta el otro día…

Y claro, cuando los sacaron “pacíficamente” a patadas y golpes, los mismos críticos acusaron a la iglesia y al régimen por usar la fuerza bruta, cuando en sus arremetidas y faltas de reconocimiento, crearon el ambiente propicio y necesario para que hicieran con ellos lo que querían.

Yo apoyo a estos trece cubanos que tuvieron el valor de hacer algo de manera pacífica, pues ni secuestraron a nadie, ni tomaron por el cuello al párroco, ni siquiera interrumpieron la actividad normal de la iglesia, la misma que luego se quejaba lastimosamente porque ellos se mantenían firmes en el lugar. Hasta el mismísimo Cardenal sirvió –como siempre lo hace- como intermediario entre las rejas y el régimen, pero esta vez al revés. En vez de sacarlos de la isla, los entregó a la policía política.

No deja de llamarme la atención alguien que desde aquí también se ha prestado para el profundísimo análisis de decir que no están de acuerdo porque la “iglesia es sagrada”, nombre que le da a un corto artículo, Adolfo Fernández Saínz, un expreso de los 75, desaprobándolo categóricamente: “A mí me parece un gran error “tomar” una iglesia por asalto como si fuera un puesto militar”, como si efectivamente la hubieran tomado por las armas.

Creo que la acción de entrar a las iglesias –porque fueron varias- y mantenerse en una hasta las últimas consecuencias, requiere del valor y la firmeza de quienes lo hicieron convencidos de sus demandas. Adelantarse a la Seguridad del Estado, que fue prácticamente lo que han hecho algunos, es de por sí un acto condenable, más allá de expresar un criterio, emitieron una condena de su parte, avalando la represión que luego llegara con toda su fuerza.

Y esto no termina aquí. Ya el régimen conoce la debilidad de la oposición y/o disidencia, pues la falta de solidaridad como tal, es el talón de Aquiles que ha sobresalido luego de esta acción de 13 simples cubanos, sin nombres rimbombantes, proyectos socio-políticos, ni agendas estrechas.

Es una pena que estas cosas sucedan, cuando un régimen oprobioso y criminal está contra la pared. Cuando la llegada del Sumo Pontífice está por llegar y esta acción, válida y valerosa, escribe la historia de la mejor manera. La represión que les espera a estos 13 cubanos y a los otros que en diferentes provincias entraron a las iglesias exigiendo demandas a la dictadura, apenas empieza. Aquellos que se adelantaron al régimen, aún siendo parte del lado contrario, siempre tendrán que recordar ese famoso refrán que les viene como anillo al dedo: “En boca cerradas –señores-… no entran moscas”.

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