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lunes, 24 de octubre de 2011

Muertes de Laura Pollán y Muamar el Kadafi: dos pesos, dos medidas


Jorge Hernández Fonseca






Pollán y Kadafi: dos pesos, dos medidas.-

¿Investigaciones y justicia de la comunidad internacional con dos asesinos ajusticiados, pero mirando “para otro lado” con el asesinato de una mujer enferma en un hospital castrista? ¡No! Lo que precisamos es primeramente investigación y justicia en el caso de una mujer indefensa, en un lecho de hospital, ‘mandada a matar’ por la desidia y la ambición personal de una familia corrupta. ¡Eso sí!



Muertes de Laura Pollán y Muamar el Kadafi: dos pesos, dos medidas

Jorge Hernández Fonseca





Hechos recientes y casi simultáneos en el tiempo comprueban la dificultad implícita en la lucha por la libertad y la democracia para Cuba: el desigual tratamiento dado a la noticia del fallecimiento de la líder opositora cubana Laura Pollán, mujer pacífica, que sólo entró en la lucha para traer de regreso a casa a su esposo, injustamente encarcelado por el castrismo, y la muerte de Muamar el Kadafi, violento dictador de Libia, que recientemente pagó cientos de miles de dólares para que un funcionario corrupto de Marruecos le entregara un disidente libio asilado en aquel país, para “degollarlo como un cordero” en un macabro ritual de venganza.



El mismo día que las imágenes del apresamiento --en una alcantarilla-- del brutal dictador recorrían el mundo digital actual, periódicos respetables ya acusaban a los captores de Kadafi de “asesinarlo a sangre fría”, contradiciendo la fantasiosa versión “oficial” de los rebeldes libios, explicando (como si el mundo fuera tonto) la muerte del dictador. Sin embargo, muy pocos días antes, cuando se escenificó en la Habana el repentino y acelerado ritual de la muerte de Laura Pollán dentro de un hospital castrista, fallecida al inicio de la noche, secuestrado el cadáver durante horas, velada en poco más de una hora e incinerada en rito sumario antes del amanecer (a los cubanos nos recuerda algo doloroso este procedimiento ‘antes del amanecer’) no hubo un solo periódico digno que dudara de la versión castrista (otra vez, como si el mundo fuera tonto) de su “muerte por dengue”. En este caso, la prensa sí actuó como “tonta”.



Pero como todos sabemos que ya quedan muy pocos tontos (si los hubiera) en la dirección de los más relevantes periódicos mundiales, es claro (sobre todo para los cubanos dignos) que se aplicaron dos pesos y dos medidas en el tratamiento de ambos “fallecimientos”. Es lógico imaginar que acusar a los rebeldes libios --aliados a las potencias europeas y a la poderosa OTAN-- de ‘asesinos’, da mucho más prestigio, supuesta valentía en la denuncia (para iniciar una saga de “investigaciones periodísticas” detrás de “la verdad” en el ‘asesinato’) que acusar al vejete dictador cubano de ordenar a médicos cobardes, mal nacidos en “la tierra más hermosa que ojos humanos vieron”, asesinar a una indefensa Dama de Blanco cubana.



En este mundo de hoy, nadie con dos dedos de frente duda que Kadafi fue asesinado con dos tiros mortales en circunstancias mal explicadas por los rebeldes libios. ¿Por qué entonces dudar que Laura Pollán, que al llegar al hospital inmediatamente fue atacada por una misteriosa bacteria (infección del hospital, dijeron) que se la llevó en pocos días, no fue víctima de médicos asesinos que respondían a órdenes de la cúpula castrista, la misma que ordenó sin que le temblara el pulso el fusilamiento de más de 9 mil jóvenes cubanos acusados de “opositores”?



Comprendo que Libia tiene petróleo y Cuba no. Comprendo que Cuba es una ‘islita’ perdida en el Mar Caribe, repleta de carros viejos y edificios cayéndose a pedazos Comprendo que ser anti-potencias europeas, antiguos ‘imperios’, da buen prestigio. Comprendo que también ser anti-OTAN los hace lucir como corajosos. Comprendo por otra parte que ser anti-yankee es parte del rito público mundial del militante comprometido con un mundo ‘mejor’. Comprendo que el papel de la prensa es “vender” y hacer negocios con las noticias. Comprendo por todo eso que el dictador cubano es visto en Europa como un ‘santo varón’ por sus posiciones anti-norteamericanas, y acusarlo ahora de la muerte de una mujer pacífica dentro de un hospital, se parecerían más con las escenas de la película (sobre la mafia) “El Padrino”, que la historia inventada por esa misma prensa para Fidel Raúl, el Che y comparsa.



Comprendo todo eso, aunque no lo comparto. Lo que no comprendo es que junto a la noticia (discreta en la gran prensa mundial) del fallecimiento de Laura Pollán dentro del hospital (en el mismo país que los esos médicos han mantenido artificialmente vivo a un balbuceante y decrépito dictador cubano durante más de cinco largos años) como mínimo no se hagan eco de las denuncias del esposo de Laura, del pastor que visitera el cadáver, de las compañeras Damas de Blanco, del Comandante Huber Matos, de un ex-oficial de la policía castrista, y de toda la oposición pacífica cubana, de que esta muerte fue inducida, ¡un asesinato!



Esta gritería con el asesinato de Kadafi se parece mucho con la escenificada meses atrás, por los mismos medios, con el ajusticiamiento y desaparición del cadáver de Bin Ladem, contrastando de manera elocuente con el silencio cómplice de los mismos medios que callaron las pruebas de la misteriosa muerte en una ‘islita’ perdida en el Caribe, de una mujer pacífica, opositora al castrismo. Por eso --y como no podía ser diferente-- el tratamiento diferencial de la prensa mundial con la desaparición física de Bin Ladem y el Kadafi --por una parte-- y el martirologio inducido de Laura Pollán, por otro, hermanan sin querer a dos delincuentes sanguinarios --inexplicablemente convertidos en víctimas-- separándolos de una pacífica, suave y amorosa ama de casa cubana, que desafió la dictadura castrista en las calles de la Habana.



¿Investigaciones y justicia de la comunidad internacional con dos asesinos ajusticiados, pero mirando “para otro lado” con el asesinato de una mujer enferma en un hospital castrista? ¡No! Lo que precisamos es primeramente investigación y justicia en el caso de una mujer indefensa, en un lecho de hospital, ‘mandada a matar’ por la desidia y la ambición personal de una familia corrupta. ¡Eso sí! Porque el mundo –no solamente Cuba-- perdió con Laura Pollán una heroína que desafió las turbas paramilitares de una dictadura de más de medio siglo.



¿El ajusticiamiento de un Kadafi, armado en plena guerra, y la desaparición de Bin Ladem, también armado en plena guerra sin haber mediado juicios formales previos, justifica a nivel cosmológico el alevoso crimen de Pollán, desarmada e inerme en una cama de hospital? Es posible que en la mente de la cúpula gobernante castrista existan estas valoraciones, sobre todo --sabiendo como lo saben-- que los finales de los dictadores difieren muy poco de lo que hemos presenciado en Internet sobre Kadafi y Bin Ladem. Muchos militares cubanos, víctimas también del castrismo, seguramente tienen en sus mentes estas aleccionadoras imágenes.



Desde estas páginas sentimos un desprecio sin límites hacia los que con su silencio ante el castrismo lo ayudaron a matar y lo instan a continuar matando, ante la omisión cómplice de un mundo que ‘mira hacia otro lado’. ¡Honor, gloria y recuerdo eterno a la mártir Laura Pollán, alevosamente asesinada de la manera más cruel, injusta e hipócrita posible! ¡Asesinos!





Artículos de este autor pueden ser consultados en
http://www.cubalibredigital.com

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