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lunes, 3 de octubre de 2011

Hugo Chávez, el ocaso de un dictador de corto vuelo.Por Héctor Julio Cedeño




Hugo Chávez, el ocaso de un dictador de corto vuelo.

La expresión de Raúl Castro, al despedirse de Chávez el jueves 22 de septiembre, era tétrica. Tal parece decirle; “Querido amigo, que agonices en paz”. Hugo Chávez, al parecer le responde; “Gracias hermano, te espero en el más allá”, algo así como, en el infierno. Los tiranos son tales, que parecen creerse inmortales y valga la redundancia.

Lo innegable es que ese decir de Chávez, sobre su salud de roble y su derrota del cáncer, es bastante dudosa. Su vida está, verdaderamente comprometida. El ingreso de días pasados, parece demostrarlo todo, aunque salga a desmentirlo, como un “mono rojo, fosforescente”, una especie zoológica, desconocida para la naturaleza venezolana.

Al igual que la reciente gravedad de Fidel Castro, la casi totalidad, de los rumores sobre tiranos, son siempre ciertas y cada vez que ha rodado una “bola”, ha resultado ser verdadera. Lo que ocurre, es que quien divulgue alguna información sobre estos personajes, pone en peligro su vida y es preferible dejarlo así, como en una nebulosa, para que la fuente no pueda ser identificada.

Eso que alguien dijo, sobre la enfermedad de Hugo Chávez, que era como una argucia para ganar popularidad, no rebasa ni el más mínimo análisis, nadie enfermo, gana notoriedad para enfrentar una reelección, eso es absurdo. Al final se supo, que la enfermedad, era real y que Chávez, podría enfrentar la muerte, a corto plazo.

Ya lo hemos visto en las últimas encuestas, sin realizar aun las primarias de la oposición, Chávez pierde con más de un candidato. Nadie elige a un moribundo como Presidente, ni tampoco a un enfermo. La sola sospecha de enfermedad resta puntos en la votación. De hecho, en la elección de George Bush, aludían al estado de salud inestable, de Dick Cheney, como un vicepresidente enfermo e incapaz de asumir la presidencia en caso de muerte o malestar de Bush.

Pero el empecinamiento de los tiranos, también es innegable. Aquí lo hemos visto con Fidel Castro. Se negaba, rotundamente, a entregar su dictadura. Ni siquiera a su hermano Raúl y si lo hizo, fue solo a regañadientes y porque su salud, no se lo permitiría, en lo adelante.

Chávez está en lo mismo y esperará hasta el último momento, luchará contra la aplastante realidad. Tal vez el reposo, la mesura y alejamiento del poder y de las preocupaciones, le prolonguen la vida, pero el sigue empecinado y a pesar de llevar doce años encaramado en el mulo, no se quiere bajar.

Pero no hay nada más parecido a la novela de Gabriel García Márquez, “El otoño del Patriarca”, que la situación de Hugo Chávez, aunque la novela se adapte, adecuadamente, a la vida de Fidel Castro. Ambos están muy próximos al invernal sepulcro y la competencia se centra, en quien llega primero.

Héctor Julio Cedeño Negrín
Periodista Independiente de Cuba.

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