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domingo, 14 de noviembre de 2010

Hacer que valgan los derechos cuidadanos.Por Luis Felipe Rojas




A pesar del cerco y la vigilancia policial que me he ganado por twittero desobediente pude salir hasta Guantánamo el día 8 de noviembre. Sabía que Rolando Rodríguez Lobaina, José Cano Fuentes y Yober Sevila estaban ya en sus casas luego del arresto y golpiza que les propinaron el 31 de octubre en Banes y del confinamiento en celdas del G-2 hasta el 2 de noviembre en Holguín.Allí me contó Rolando que mientras yo viajaba a la Habanal él se encargó con total discreción de reunir a varios diectivos de la Alianza y componer en el mismo Banes otra historia.

Rolando como Coordinador de la Alianza Democrática Oriental fue articulando los resortes para que su convocatoria a rendirle tributo a Orlando Zapata Tamayo y entregarle la distinción Madre de todos los cubanos a Reina Luisa Tamayo se pudiera realizar. Tenía que ser allí en el lugar donde sepultaron al cubano que marcó con su muerte el tiempo final de la dictadura. Pero como llegar a Banes ya casi es imposible porque desde el jueves se tienden los cercos al poblado, aparecen los soldaditos del G-2 y con un listado de nombres y un catálogo de fotos en las manos identifican a todo el que entra al pueblo, hubo que cambiar planes. Como lo hizo no me dijo, ni se lo pregunté. Me limité a escuchar su versión y aquí los dejo con una parte de la transcripción de su relato como les prometí en Retazos de un agresión:
“Se había hecho la marcha y ya estábamos en el cementerio. Una vez que estábamos a los pies de la tumba de Zapata, todos empezaron a llegar, todos ellos en manadas. Cientos de militares se dividieron en tres bloques. Un bloque entró dentro del cementerio por la parte trasera, otro bloque ocupó la parte derecha de la salida del cementerio y el tercer bloque se ubicó a la mano izquierda con las guaguas y las patrullas que era por donde nosotros debíamos salir.
Una vez que nosotros ya vimos que era inminente el asalto decidimos encadenarnos y poner a las mujeres en el medio y salimos en bloque también. Cuando sacamos el pie del cementerio nos cayeron arriba todos. Fueron halando, sacándonos de los cordones dándonos golpes, patadas. A mí aplicaron una llave (artes marciales) que es aquí en el cuello, casi me parten la nuca. Y en esa posición vino otro y me dio varios piñazos por las costillas, por el cuerpo y así fuimos subidos salvajemente, brutalmente, hacia la guaguas que estaban llenas también de oficiales de la seguridad del estado. Allí adentro se nos empujó. Vi que le dieron golpes a Ramoncito, de Banes, a Mesa de Banes, a Rogelito el hermano de Zapata, así rápido fue lo que pude abarcar de esas cuestiones.
Reina quedó en el medio pero no sé porque como nos fueron halando tratamos de protegerla, en medio en el piso todos, porque comenzamos a cantar el himno nacional y todo eso, pero ya digo brutalmente fuimos reprimidos a patadas a golpes y subidos violentamente a la guaguas y en las guaguas entre viva Fidel por la parte de ellos y nosotros ¡Abajo Fidel! y Abajo el comunismo! y Abajo la dictadura! y todas esas cuestiones, así se nos condujo hasta el cuartel de Banes. Allí sacaron primeramente a los guantanameros y fuimos sacados, montados en una caravana de patrullas, llevados entonces hasta Pedernales (Centro de Instrucción del G-2 de Holguín). Allí en Pedernales nos enteramos por parte de los mismos militares que desde temprano había ido un pelotón de carros patrullas para Banes o sea que ya la contingencia esa estaba preparada. Así nos fueron disgregando y poniendo en distintas celdas entre corre-corre. Muy llenas de policía y guardias allí en ese centro de instrucción penal, de operaciones de Pedernales. Entonces allí nosotros gritamos consignas.
Nos mantuvieron en aquel lugar hasta el martes que nos trasladaron hasta Guantánamo en carros policiales pero no sin antes exponernos a una serie de advertencias y amenazas policiales. Se nos habló de aplicarnos la Ley 88 conocida como Ley Mordaza, nos dieron a firmar las actas de advertencia pero como siempre nos negamos a firmar ese papel puesto que nosotros no hemos cometido ningún delito y si lo han cometido ellos al violar nuestros derechos cuidadanos. Esta vez al negarnos trajeron video cámaras para filmar el momento en que nos extendían el documento y nosotros decíamos que no y no lo aceptábamos. Dijeron que al recoger eso en video-record eso constituye una prueba para las autoridades.
Éramos de distintas provincias pero en el caso de nosotros, tres de Guantánamo y dos Baracoa. Yo no supe más qué pasó con las mujeres ni los otros hermanos que fueron arrestados y golpeados. El martes por la noche nos regresaron hasta este lugar donde vivimos. En el caso de Rodolfo Barthelemí y Francisco Luis Manzanet que viven en Baracoa los llevaron pero no lo dejaron en el pueblo si no mucho antes de llegar en una carretera por donde de noche rara vez pasan carros. Ellos me contaron que hasta la madrugada no fue que pudieron coger un carro que paso y regresar a su pueblo de origen.
Ese día se pusieron varios mensajes en twitter de lo que allí ocurría, se hicieron algunas llamadas para pedir atención del mundo libre contra lo que iba a pasar cuando saliéramos del cementerio y logramos que al menos lo fundamental cruzara el cerco. Pensé que por la repercusión que tuvo lo ocurrido y porque miles de personas supieron de las agresiones y arrestos y que el G-2 cortó todos los servicios telefónicos y de celulares para que nadie llamara, no se repetiría tan pronto un incidente. Pero el domingo 7 cuando vi que de nuevo mi teléfono, el de Reina y el tuyo habían perdido toda posibilidad de recibir o enviar llamadas entendí que de nuevo las bestias habían invadido el hogar de Reina. Nada, que tenemos que seguir por las calles de Cuba para hacer valer nuestros derechos.”

Aqui les dejo una evidencia de lo que hablamos aunque sí se transcribió la conversación completa.


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