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martes, 24 de agosto de 2010

Obama Sondea los Animos para Levantar Restricciones de Viajes de Estadounidenses a Cuba




Se afirma que El 71 por ciento de los norteamericanos son favorables a levantar prohibiciones, pero el Congreso está dividido. El presidente de EE.UU., Barack Obama, ha lanzado varios globos sonda sobre la posibilidad de suavizar los intercambios con Cuba, manteniendo el embargo pero levantando las restricciones de George W. Bush a los viajes de estudios, deportivos y para visitar a familiares. La opinión pública está cada vez más a favor (un 71% aprobaban restablecer relaciones diplomáticas con Cuba tres meses después de llegar Obama a la Casa Blanca, pero el Congreso está dividido. Obama ya ha levantado importantes restricciones a los cubano-americanos para ir y venir de la isla. Antes sólo estaban autorizados a viajar para visitar a familiares de primer grado, sólo una vez cada tres años y sólo por dos semanas, durante las cuales sólo podían gastar legalmente 40 euros al día. Obama permitió que aquellos que tengan parientes de hasta tercer grado puedan viajar tan a menudo como lo deseen y puedan gastar en cada viaje unos 3.000 dólares (unos 2.300 euros). Esto es tanto como permitir que florezcan negocios familiares a pequeña escala.


Obama se plantea ahora levantar las restricciones impuestas por Bush a los intercambios deportivos y universitarios, por un lado permitiendo que se prolonguen todo el tiempo que las partes quieran, hasta dos años, y por el otro dejando de exigir que una visita universitaria dure diez semanas como mínimo. Si pueden ser más breves, eso permitirá hacer turismo a Cuba alegando un viaje de estudios.



Los puros de Kennedy


El mismísimo presidente Kennedy, artífice del embargo, se aseguró antes de hacerlo efectivo de mandar a Cuba a un propio a comprar más de mil de sus puros favoritos. Desde entonces la hipocresía ha estado a la orden del día por las dos partes. Con embargo y todo, Estados Unidos es un importante proveedor de alimentos de Cuba, que inicialmente los rechazaba. Sin embargo, sobre todo tras la caída de la Unión Soviética y varios devastadores huracanes, tuvo que plegarse a la necesidad. Eso sí, Cuba tiene que pagar en efectivo, para desesperación no sólo suya sino de los estados norteamericanos más agrícolas, que ven la isla caribeña como un mercado natural que se les escapa por culpa de las restricciones.


Una y otra vez, los abogados de abrir la mano con Cuba, sea por razones ideológicas o económicas, se han estrellado en el Congreso. Hasta ahora todas las suavizaciones han sido de tapadillo. Por ejemplo, el presidente Jimmy Carter dejó calladamente de renovar algunos marcos legales del embargo que exigían ratificación ejecutiva periódica. Pero después vino Ronald Reagan a volver a dejar las cosas como estaban.


Bill Clinton se las arregló para endurecer el embargo a gran escala (bajo su mandato se aprueba la controvertida ley «Helms-Burton») pero relajándolo a escala pequeña, favoreciendo los contactos académicos, deportivos e interpersonales. Era su convicción que así se plantaba una especie de quinta columna contra el castrismo. Recientemente Hillary Clinton ha acusado a los hermanos Castro, Fidel y Raúl, de ser los primeros interesados en boicotear estas ventanitas del régimen al exterior que Bush cerraría nada más llegar.
Ahora Obama quiere volver a abrirlas, y la gran incógnita es cómo reaccionarán el país y el Congreso. El presidente tiene potestad ejecutiva para imponer estos cambios aunque haya oposición legislativa, pero está por ver hasta qué punto está dispuesto a hacer uso de esa independencia. La reciente liberación de algunos presos políticos en Cuba es vista como una oportunidad por muchos. Pero también los hay, como el senador por New Jersey Robert Menéndez, que claman que es un error «ponérselo fácil a los Castro precisamente ahora que empezaban a flaquear».


El presidente de EE.UU., Barack Obama, ha lanzado varios globos sonda sobre la posibilidad de suavizar los intercambios con Cuba, manteniendo el embargo pero levantando las restricciones de George W. Bush a los viajes de estudios, deportivos y para visitar a familiares. La opinión pública está cada vez más a favor (un 71% aprobaban restablecer relaciones diplomáticas con Cuba tres meses después de llegar Obama a la Casa Blanca, pero el Congreso está dividido.


Obama ya ha levantado importantes restricciones a los cubano-americanos para ir y venir de la isla. Antes sólo estaban autorizados a viajar para visitar a familiares de primer grado, sólo una vez cada tres años y sólo por dos semanas, durante las cuales sólo podían gastar legalmente 40 euros al día. Obama permitió que aquellos que tengan parientes de hasta tercer grado puedan viajar tan a menudo como lo deseen y puedan gastar en cada viaje unos 3.000 dólares (unos 2.300 euros). Esto es tanto como permitir que florezcan negocios familiares a pequeña escala.


Obama se plantea ahora levantar las restricciones impuestas por Bush a los intercambios deportivos y universitarios, por un lado permitiendo que se prolonguen todo el tiempo que las partes quieran, hasta dos años, y por el otro dejando de exigir que una visita universitaria dure diez semanas como mínimo. Si pueden ser más breves, eso permitirá hacer turismo a Cuba alegando un viaje de estudios.




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Anna Grau - New York - ABC - España
(publicado en La Nueva Cuba)

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