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martes, 1 de junio de 2010

Pánico en las playas de Cuba




Rumores sobre supuestos ataques mortales del pez león y de tiburones empujados por la fuga de la BP provocan el cierre de playas y siembran el miedo en la isla caribeña. Dos especies marinas y una de tierra adentro tienen aterrorizados a los cubanos desde hace unos días: el pez león, el tiburón y, aún más peligroso, el rumor. Bañarse en una playa de la costa norte de la isla se ha convertido en una proeza. El pez león (Pterois volitans), originario del Índico y el Pacífico pero invasor de los mares caribeños desde hace unos años, es un animal traicionero.

Con una longitud que puede llegar a los 45 centímetros, sus bandas de colores, sus aletas en abanico y esa expresión melancólica de los habitantes del fondo del mar, el bicho figura entre los más cotizados en los acuarios del mundo. Pero que a nadie se le ocurra tocarlo si se lo topa en el agua, normalmente entre las rocas. Sus espinas dorsales y ventrales –en torno a la docena– constituyen un potente y ponzoñoso armamento.
El veneno que el pez león desprende en sus picaduras ocasiona un infierno de dolor a menudo acompañado de inflamación, sangrado, náuseas, cefalea, confusión, parálisis en las extremidades, convulsiones y "efectos cardiovasculares", según los especialistas del Acuario Nacional de Cuba. Las consecuencias finales dependen de la parte del cuerpo atacada y de las condiciones físicas del herido. Hay que tratar de quitarse la espina, mojar la zona con agua caliente y correr en busca de un médico. Pero el pinchazo de la alimaña "raramente es mortal", insisten los que saben.

La aclaración apareció el miércoles en una información del diario oficial Granma. El texto pretendía disipar temores, pero confirmaba hechos y reproducía bulos de esos que te ponen los pelos como aguijones de pez león. "No hay motivo para cerrar playas", titulaba el rotativo. Porque unas cuantas se habían clausurado, incluidas las más próximas a La Habana, "al parecer por iniciativa de autoridades locales" pero "sin que ningún organismo autorizado a hacerlo haya estado implicado", decía el periodista en la misma nota. En otros arenales se había colocado la bandera roja de prohibición total de baño aun cuando la mar era un plato.

El periódico añadía que "tampoco ha sido confirmado por los canales correspondientes el fallecimiento de alguna persona provocado por el pez león en el área de Playa Baracoa (Habana)". Esta noticia la había dado días antes radio bemba, la voz de la calle, y era probablemente la más difundida en el país, en competencia con otra igualmente desmentida pero amplificada por el Granma: la del "presunto arribo de tiburones a las cercanías de nuestras costas, los cuales supuestamente huyen del derrame de petróleo en el golfo de México".

"¡Tremendo chisme!", exclamaba ayer al respecto Dailín González, una joven habanera. "Pero yo no me baño", precisaba. La mujer nos contó que en su barrio la gente lleva días hablando de cuatro muertos por mordeduras de escualo en diferentes provincias de la costa norte. Uno de los vecinos reporteros le había mostrado, a través del móvil, la foto de una de las supuestas víctimas con parte del tronco arrancado de cuajo. "Pero vaya a saber de dónde sale eso", apostilló Dailín con sensatez. Sabía, como todo el que vive en Cuba, que aquí los rumores crecen tan fuertes como la palma. Lo malo es que también siembran dudas.
(La Nueva Cuba)

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